Blogia
vivajapon

¿DE DÓNDE ERA COLÓN?

En estos tiempos que corren tan modernos e innovadores se puede llegar a demostrar analizando una muela de, por ejemplo, Tutankhamon, si este era adicto al azúcar –se hinchaba a palotes- o si se ponía cada mañana de sol y sombra. Incluso por una huella fosilizada del paleolítico podemos saber si aquel dinosaurio tenía un callo en su meñique izquierdo o según la fuerza al pisar, si era anémico.
Tremendos avances en investigación que se chocan de bruces con algo tan en teoría simple como es demostrar de donde era Colón, el descubridor de América. Los italianos del norte dicen que era genovés, algunos del sur que era siciliano, Pepe Luis Carod que era de la eixemple y ya hasta llegan voces de que era ibicenco. Muchas procedencias para un mismo hombre. Y muchas preocupaciones por hacerse con su partida de nacimiento. Suerte tuvo de descubrir América que si llega a ser un humilde campesino del melocotón de agua leridano poco les iba a importar a todos estos políticos saca créditos si era o no de su pueblo.
Pero yo quiero aportar mi granito de arena a este alud para ver si ya de una santa vez nos volvemos todos locos. Nadie cayó en el detalle clave. El vendió su proyecto de descubrir América. ¿Y cómo sospechaba que existía aquel continente? Muy fácil. Cristóbal Colón era cubano y su madre era una santera muy conocida que tras una sesión de espiritismo dijo que veía un futuro muy oscuro para Cuba. Que un tipo en chándal que fumaba puros iba a dirigir cual coche choque de feria de verano los designios de la isla. Así que convenció a Colón para que fuera el primer balsero cubano de la historia.
Y ante la falta de astilleros y diques secos decidió el mismo construirse una barcaza con la sana intención de llegar a Miami. Pero el huracán ‘Juanita’ pudo con él. Sin pronosticadores del tiempo y con ola de diez metros Cristóbal y su barca ya de harapos llegaron a Winchester, sur de Inglaterra. Eran las tres de la tarde y domingo. Colón deambuló por unas calles vacías. Intentó hablar con la escasa gente que encontró a su paso y todos le evitaron. Así que hizo lo único que había realizado en el último mes: navegar. Siguió un maravilloso olor a mejillones que le condujo por una cuesta abajo hasta el puerto de la ciudad de donde salía un barco hacia España. Y allí se apeó.
Los españoles, más sociables que los británicos, construían un imperio que daría que hablar. Y aprovechando el tirón económico y de poderío se ofreció al poder colaborando en el crecimiento del proyecto nacional. Convenció a todos de que cruzando el atlántico estaba América. La inversión fue concedida y Cristóbal Colón, el cubano, embaucó a todos con la excusa del Imperio para volver a su casa. Para conseguir su billete de vuelta gratis.
De ahí viene que todos piensen que Colón es de su pueblo ya que él nunca pudo decir que venía de América ya que el fraude hubiera sido de órdago. Por lo tanto lo que realmente descubrió Colón fue Europa –para el continente americano- pero le dio la vuelta a la tortilla con el arte con el que Carod-Rovira tergiversa las cosas dictando que es el bien y cual el mal con argumentos, poses y manipulaciones que me recuerdan al hombre del chándal, ese por el que huyó Cristóbal Colón.

0 comentarios